Imagino que ya has tenido tiempo de tener una mala experiencia con alguien del mundo del marketing, diseño, agencia etc.
Ya sabes, algo como que:
Ya sabes:
Que no puedes hacer todo lo que ya haces en tu negocio y, además, saber de marketing.
Igual que no pretendes hacer tu trabajo y llevar la contabilidad (y si lo pretendes, tengo una lista a la que deberías unirte).
Pero no quita que sigas necesitando el marketing para crecer tu negocio.
Lo que no puedes es pretender estar al día de lo tuyo, saber qué funciona en marketing y ser también el técnico que lo ejecuta.
Imposible.
Peor aún si lo subcontratas sin saber qué estás pidiendo, esperando a que el profesional “especialista” te asesore.
Fatal.
Garantizado el desengaño, el cabreo, la pérdida de tiempo, de dinero y de ganas de volver a hacer nada.
Hasta que te acuerdas de que necesitas clientes.
Y vuelves a tirar los dados a ver si das con otro profesional del marketing, que sí sea decente.
Bueno no yo, la startup que fundamos en 2018. Pero dolió igual.
Te cuento:
Pagamos 50.000€ a una agencia de posicionamiento que nos iba a colocar en el top del nicho en España, Francia, Alemania y Estados Unidos.
Majíisma la chica de preventas, oye.
Tres meses después nos devolvieron un PDF con un plan que no entendíamos, miles de horas de trabajo de implementación para nosotros y textos de venta con faltas de ortografía.
¿Sabes qué hicimos? ¿Qué hice?
Leí teoría por internet durante 2 semanas.
Concluí que no teníamos ni idea, ni ellos tampoco.
Hice lo único que se puede hacer cuando no sabes: ser humilde y probar.
Creé un plan de experimentos, hice tests A/B para irnos subiendo el tráfico.
En 3 meses multipliqué x14 lo que nos había conseguido la agencia.
Y sí, llegamos al Top3 de nicho en USA.
Y sin engañar a nadie.
Ese marketing de vender la moto.
La cantidad de malos profesionales que hay.
Y tantos que se atreven a prometer leads a otros. Eso sí, invirtiendo dinero ajeno.
Pero amo el marketing cuando ayuda a potenciar negocios en los que creo.
Cuando una clienta me dice:
“Menos mal que te tengo”,
“Me organizas la mente”,
o“¡Sí! ¡Eso es lo que quiero que mis clientes entiendan!”
Cuando entro en un negocio que no sabe ni por qué funciona, y puedo ordenarlo, optimizarlo, expandirlo y sacarle más dinero.
Y contribuir a la felicidad y la libertad de quien se ha atrevido a crearlo.
Hacer buen marketing es fácil cuando consigues que tu esencia y la de tu negocio se SIENTAN en cada ventana a la que te asomas.
Y sí, claro que usaremos técnicas de ventas para atraer, entretener, intrigar y provocar que te compren.
Pero eso también lo hacen los trailers de las películas y no piensas que te estén engañando para llevarse tu dinero.
Te crean interés, sin inventarse nada que no esté ya en el largometraje.
Un marketing honesto es así de magnético:
En 10 años de trayectoria he pasado por casi todos los puestos del marketing: campañas, redes sociales, copywriting, diseño gráfico, comunicación, desarrollo de marcas, email marketing, diseño web, contenidos, vídeo, fotografía, manager de marketing, ventas, gestión de proyectos…
Y no, no soy buena en todo eso. ¿Estamos locos?
No obstante, pasar por todo eso me ha dado mucho conocimiento sobre muchas cosas.
El tipo de conocimiento que tiene alguien que ha llegado a la vista de pájaro, empezando desde el barro.
La mayoría de negocios digitales no necesitan especialistas ni desarrollos complejos.
No necesitan en plantilla permanente un developer, un diseñador, un copywriter, un project manager, un campaign manager, un SEO expert ni muchos otros perfiles que no tienen un impacto real en tus ventas o que no vas a necesitar a largo plazo.
Te aseguro que con el acompañamiento que te propongo, tenemos suficiente para escalar tus ventas sin tener que escalar tu equipo.
Sin becarios, ni falsas sonrisas de preventas, ni intermediarios. Marketing honesto, donde siempre responde la misma.
Antes te dije que no era buena en todo.
Lo que sí soy es asquerosamente multipotencial: cuando me da por un tema, me obsesiono hasta aprender lo máximo.
Por eso dentro de mi vive todo un equipo de marketing, que puede aportar a sus clientes en muchas cosas y, donde no, rodearnos de los profesionales adecuados para cada fase.
De entrada, esto es todo lo que podremos trabajar juntos:
En esta llamada te diré si soy adecuada para ti.
Si no lo soy, yo misma te descartaré como cliente. Mi política es acompañar solo a la gente a la que puedo ayudar realmente.
Así mi tasa de éxito se mantiene 🙂